El Morbo a la Violencia Gráfica
Una siembra que promete una cosecha de corazones insensibles
El diccionario de la RAE define morbo
como una “Tendencia obsesiva hacia lo desagradable, lo cruel, lo prohibido”
cuyos sinónimos no han podido ser más ilustrativos: “mórbido, malsano,
patológico, insano, enfermizo, nocivo, pernicioso, retorcido, truculento,
desagradable”.
Cuando se habla del morbo a la violencia
grafica se hace referencia a esa disposición insistente a observar imágenes y
videos cargados de violencia malsana; actividad que hoy en día se ha hecho habitual
en jóvenes, niños, niñas y adolescentes, gracias [o desgraciadamente debido] a
su gran proliferación en medios de comunicación masivos como la TV y sobre todo
en la red Internet.
Veo con mucha preocupación que
accidentes que deberían causar empatía con las víctimas y sensibilizarnos a la
compasión por el dolor ajeno, esté causando burlas y risotadas de los
espectadores que los ven en la red Internet, en la TV y en cualquier otro
medio audiovisual como lo es el caso de
los teléfonos celulares.
El mundo actual vive bajo reglas
simples de oferta y demanda, si un canal de televisión oferta cierto programa o
programación es porque sus zorros expertos en marketing ya han estudiado el
mercado y sus demandas, que son justamente las tendencias del público receptor,
o dicho de otro modo, lo que el espectador quiere ver. Que hoy en día Nat Geo
oferte programas como “La Ciencia de lo Absurdo” (programa pseudocientífico
donde se aprecian accidentes de todo tipo y antes y después una explicación irónica,
burlista y “científica” a medio camino que “expone” las razones o causas del
accidente) no es un asunto casual, pues la verdadera intención del programa es
alimentar el morbo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes que terminan burlándose
y mofándose a carcajadas de la desgracia de otros que tristemente han quedado lastimados
e incluso lisiados de por vida.
En Venezuela se producía y transmitía
-en Televen- un programa titulado “Fuera de Aquí”, donde los jóvenes
presentadores hacían cualquier tipo de locuras que terminasen en accidentes
desastrosos; algunas veces se veían dichos presentadores con yesos, muletas,
férulas, producto de sus propios actos, todo ello para hacer reír a un público
que a gritos pedía esa desdichada programación; gracias a Dios salió del aire y
de la manera que se fue, jamás regresó.
No todos los programas tienen el
tópico de “La Ciencia de lo Absurdo”, “Ciencia para Aficionados”, “Mayday: Catástrofes
Aéreas” o “Fuera de Aquí”, hay otros que presenta el morbo desde una perspectiva
“médica”, como es el caso de “Emergencias Sexuales”, “Urgencias Bizarras”
(Bizarre E.R.), “El Lado Oscuro de la Ciencia”, “Sala de emergencias -
Historias inéditas”, “Casos Médicos Increíbles” y algunos reality show’s sobre
cirugías estéticas y otros tópicos donde abundan chorros de sangre por todos lados,
huesos partidos, mala praxis, todo ello visto por un público que
mayoritariamente tiene poco o ningún interés en el conocimiento médico, sino
que más bien lo ve para nutrir un morbo exponencialmente creciente que cada día
desea ver más y más, como si se tratara de alguna sustancia alucinógena.
El problema no es la tecnología,
sino el uso que el ser humano le está dando, deshumanizando su corazón, su
conciencia, y como consecuencias sus actos. Antes del boom tecnológico post-moderno
ocurría un accidente en alguna avenida y decenas, sino cientos de personas se
agrupaban alrededor del lugar de los hechos, gente con diferentes intenciones,
los que querían ayudar, los curiosos sólo para ver, los sensacionalistas o
“periodistas” que luego magnificaban el evento y lo contaban a todo dar ya sea
que manifestaran indiferencia con lo ocurrido o compasión, el averiguador que
se acercaba a ver si había algún conocido el accidente, y … la lista es larga
si la seguimos; pero hoy en día todos los que se acercan, sea cual sea lo que
los ha motivado a hacerlo, incluso los rescatistas y paramédicos, sacan su
teléfono celular para tomar fotos y vídeos de lo ocurrido y, en sólo minutos,
circulan los vídeos y fotos en las redes sociales, llámense BB Pin, WhatsApp,
Twitter y Facebook que son los vehículos más utilizados para estas deplorables y
atroces acciones.
Triste ejemplo se vivió en Venezuela
con el nefasto accidente que pondría fin a la vida del comediante y actor Juan
Carlos Adrianza. Fotos y vídeos circularon en las redes sociales incluso antes
de la declaración oficial de su deceso por parte de las autoridades
competentes, hecho ante el cual, familiares, amigos y compañeros de trabajo
hacían un llamado a través de los medios de comunicación, a que se pusiera
freno a la proliferación de las brutales imágenes que circulaban en las redes
sociales ya que causaron gran impacto y aumentaron el sufrimiento y el dolor de
aquellos para los que el recién fallecido significaba algo más que una imagen
pública y humorística.
Cuando veo la publicación de un
vídeo o foto que promete gente herida, niños quemados, personas con
enfermedades terminales, pocos comunes o escandalosas, que además vienen
acompañadas de trampas caza bobos como “dale like (me gusta) o comparte y
ayudarás a que la Corporación Gutierrez & CIA done un dólar a bla bla bla …”
simplemente ignoro tales publicaciones, de preferencia las oculto del Facebook
para no verlas y si el usuario insiste en publicar sólo temas de ésta índole,
configuro que se oculten las publicaciones de ese usuario a mi vista o
simplemente lo bloqueo. Propagar estas imágenes o vídeos compartiéndolas o
dándole like no donaran ni medio vaso de agua al que aparece en la foto o
vídeo, solo contribuirá a difundir una imagen o vídeo viral que alimentará el
morbo de muchos que lo verán para burlarse o crear sádicas situaciones reales o
imaginarias similares con aquellos que tienen en derredor.
Lo
que hoy es para muchos grandes risas, carcajadas y burlas, no es más que una siembra
de semillas de insensibilidad en corazones y consciencias que estamos dejando
que se realice en nuestra sociedad, y que promete grandes, envenenados y
venenosos frutos para un futuro próximo donde será más importante grabar el
vídeo de un infortunado que muere en la desgracia, antes que ir a rescatarlo. Si
hoy permitimos esa siembra dejando que nuestros hijos aumenten el rating de esos
vulgares programas de TV o que se deleiten en youtube buscando “vídeos
divertidos” estaremos contribuyendo, regando y abonando un terreno, cual
cosecha será dolorosa trayendo más sufrimiento a la sociedad del que
actualmente ya padece. Vigila y supervisa lo que tus hijos ven en la televisión
y en Internet, verifica con regularidad el contenido multimedia de su teléfono,
no participes en la propagación de estas imágenes y vídeos llenos de morbo y
violencia, no tienes excusa, siémbrales sensibilidad y amor al prójimo para
poder ofrecerles un futuro mejor, porque el cambio comienza por ti.