Hoy
me levante algo tarde, algo ‘muy’ tarde, en realidad; sin embargo con ganas de
escribir; recuerdo una vez haber leído el relato sobre una mujer que se mudó a
un pueblo pequeño. Después de estar allí por poco tiempo, se quejó a la vecina
del pobre servicio que recibía en la farmacia local. Esperaba que su nueva
conocida le repitiera su crítica al dueño de la farmacia.
La
próxima vez que la recién llegada fue a la farmacia, el farmacéutico la saludó
con una gran sonrisa, le dijo cuán feliz se sentía de verla de nuevo, y que
esperaba que le gustara el pueblo. También se le ofreció a la mujer y a su
esposo para ayudarles mientras se acomodaban. Luego se ocupó de su orden rápida
y eficientemente.
La
mujer le reportó el increíble cambio a su amiga.
—Supongo
que le dijiste cuán pobre era el servicio—declaró.

La
vecina de esa mujer entendía que la gente responde al respeto. En efecto, la
mayoría de las personas harán casi cualquier cosa por usted si las trata con
respeto. Y eso significa aclararles que sus sentimientos son importantes, se
respetan sus preferencias, y que sus opiniones son valiosas. Significa darles
el beneficio de la duda.
¿Y tú,
qué opinas? ¿El respeto se gana o se otorga? ¿Es derecho o deber? ¿Es
obligatorio o voluntario?
Con
frecuencia escucho y leo estas frases o sus equivalentes “el respeto se gana”,
“hay que ganarse el respeto” . . . siempre escritas o dichas por alguien que
intenta justificar la razón por la que no quiere respetar a otro o a otros.
Recientemente, en un intercambio de ideas, una joven me dijo “decir que te
parece que el respeto sea obligado, yo
como ser humano tengo dignidad” (cita textual, aunque algo sin sentido) . . .
con eso quiso decirme (según el contexto de lo que hablábamos) que ella tenía
tanta dignidad como ser humano, que no respeta a todos, sino al grupo que bien
sabe respetarla. Por orgullo alguien puede pensar que posee una dignidad
superior a la que realmente le corresponde, en consecuencia, exigirá un trato y
respeto excesivo, y además querrá seleccionar con pinza a quien se “merece” su
respeto.
Para
mí el respeto no se gana, sino que se otorga. Cuando otorgas respeto lo ganas
para ti mismo. Por otro lado, si esperas ser respetado por alguien para poder
respetarlo, serías un hipócrita, que sólo amas a quien te ama, saludas a quien
te saluda, y respetas a quien te respeta. Además cuando respetas a los demás,
muestras que te respetas a ti mismo.
“Lograr
el respeto de los demás siempre comienza con respetarse a sí mismo”
Nadie
puede exigir con ley en mano que se le respete y ganarse por ello el respeto, por
lo que nadie tiene garantizado el respeto bajo ninguna ley, de la misma manera nadie
está obligado a respetar a otros mediante ley que se lo exija. Es por ello que lo
considero un valor, un valor que se convierte en cuasi-derecho a ser respetado
y cuasi-deber de respetar a todos. Nótese que usé “todos” en lugar de “otros”;
gramaticalmente es más adecuado usar “otros” en esta frase, pero moralmente es
correcto usar “todos” en el caso particular a que hago referencia.
No es
obligatorio pero si voluntario, o como diría una gran amiga “no es obligatorio,
es sólo para aquellos que conservan la moral y las buenas costumbres”
Respetar
es aceptar y comprender al humilde y al engreído, al pobre y al rico, al sabio
y al ignorante, es por pequeña o grande que sea alguna diferencia, física,
moral o intelectual, situarlos en el mismo lugar y comprender su forma de ser,
pues se comprende que ese ser humano se merece toda su atención sin importar su
condición. Respetar es aceptar y comprender tal y como son los demás, aceptar y
comprender su forma de pensar aunque no sea igual que la nuestra. Porque si
creemos que alguien está equivocado ¿quién puede asegurarlo? aunque para
nosotros lo está; creemos que otros están mal en su forma de pensar, pero
¿quién asegura que nosotros somos los portadores de la verdad? hay que aprender
a respetar y aceptar la forma de ser y pensar de los demás.
¿Esperarás a qué otros empiecen a respetarte o comenzarás respetando tú?
Venezuela
atraviesa hoy momentos difíciles donde el respeto “brilla por su ausencia”,
desde los que hoy están en eminencia (y en este caso me refiero tanto a
gobierno como oposición) hasta los activistas de uno u otro bando. En las redes
sociales se evidencia la burla, la crítica destructiva y la amenaza como
herramientas de defensa de posiciones, que termina ofendiendo siempre al
contrario, esto no es respeto. Es momento de reflexionar y respetarnos unos a
otros aun cuando tengamos diferencias.
¡Respeta a tu hermano venezolano, en éste crucial momento, se necesita!
Yo he
aprendido a respetar a mi familia, a mis amigos, a mis vecinos, a mis conocidos
y también a los desconocidos, a los que dicen ser mis enemigos y a aquellos que
a mis espaldas hablan de mí; aprendí que debo respetarlos, porque así me
respeto a mí mismo. Es un asunto de dignidad y además es una condición sine qua
non para que pueda lograrse la convivencia y la paz entre los seres humano y el
ambiente que nos rodea. Recordemos la célebre fase de Benito Juárez: "Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho
ajeno es la paz", es decir, no hay paz si no se respeta el derecho de los
demás.
¿Y tú, qué opinas?
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