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martes, 11 de noviembre de 2014

El Morbo a la Violencia Gráfica

El Morbo a la Violencia Gráfica

Una siembra que promete una cosecha de corazones insensibles

El diccionario de la RAE define morbo como una “Tendencia obsesiva hacia lo desagradable, lo cruel, lo prohibido” cuyos sinónimos no han podido ser más ilustrativos: “mórbido, malsano, patológico, insano, enfermizo, nocivo, pernicioso, retorcido, truculento, desagradable”.
Cuando se habla del morbo a la violencia grafica se hace referencia a esa disposición insistente a observar imágenes y videos cargados de violencia malsana; actividad que hoy en día se ha hecho habitual en jóvenes, niños, niñas y adolescentes, gracias [o desgraciadamente debido] a su gran proliferación en medios de comunicación masivos como la TV y sobre todo en la red Internet.
Veo con mucha preocupación que accidentes que deberían causar empatía con las víctimas y sensibilizarnos a la compasión por el dolor ajeno, esté causando burlas y risotadas de los espectadores que los ven en la red Internet, en la TV y en cualquier otro medio  audiovisual como lo es el caso de los teléfonos celulares.
            El mundo actual vive bajo reglas simples de oferta y demanda, si un canal de televisión oferta cierto programa o programación es porque sus zorros expertos en marketing ya han estudiado el mercado y sus demandas, que son justamente las tendencias del público receptor, o dicho de otro modo, lo que el espectador quiere ver. Que hoy en día Nat Geo oferte programas como “La Ciencia de lo Absurdo” (programa pseudocientífico donde se aprecian accidentes de todo tipo y antes y después una explicación irónica, burlista y “científica” a medio camino que “expone” las razones o causas del accidente) no es un asunto casual, pues la verdadera intención del programa es alimentar el morbo de niños, niñas, adolescentes y jóvenes que terminan burlándose y mofándose a carcajadas de la desgracia de otros que tristemente han quedado lastimados e incluso lisiados de por vida.
En Venezuela se producía y transmitía -en Televen- un programa titulado “Fuera de Aquí”, donde los jóvenes presentadores hacían cualquier tipo de locuras que terminasen en accidentes desastrosos; algunas veces se veían dichos presentadores con yesos, muletas, férulas, producto de sus propios actos, todo ello para hacer reír a un público que a gritos pedía esa desdichada programación; gracias a Dios salió del aire y de la manera que se fue, jamás regresó.
            No todos los programas tienen el tópico de “La Ciencia de lo Absurdo”, “Ciencia para Aficionados”, “Mayday: Catástrofes Aéreas” o “Fuera de Aquí”, hay otros que presenta el morbo desde una perspectiva “médica”, como es el caso de “Emergencias Sexuales”, “Urgencias Bizarras” (Bizarre E.R.), “El Lado Oscuro de la Ciencia”, “Sala de emergencias - Historias inéditas”, “Casos Médicos Increíbles” y algunos reality show’s sobre cirugías estéticas y otros tópicos donde abundan chorros de sangre por todos lados, huesos partidos, mala praxis, todo ello visto por un público que mayoritariamente tiene poco o ningún interés en el conocimiento médico, sino que más bien lo ve para nutrir un morbo exponencialmente creciente que cada día desea ver más y más, como si se tratara de alguna sustancia alucinógena.
            El problema no es la tecnología, sino el uso que el ser humano le está dando, deshumanizando su corazón, su conciencia, y como consecuencias sus actos. Antes del boom tecnológico post-moderno ocurría un accidente en alguna avenida y decenas, sino cientos de personas se agrupaban alrededor del lugar de los hechos, gente con diferentes intenciones, los que querían ayudar, los curiosos sólo para ver, los sensacionalistas o “periodistas” que luego magnificaban el evento y lo contaban a todo dar ya sea que manifestaran indiferencia con lo ocurrido o compasión, el averiguador que se acercaba a ver si había algún conocido el accidente, y … la lista es larga si la seguimos; pero hoy en día todos los que se acercan, sea cual sea lo que los ha motivado a hacerlo, incluso los rescatistas y paramédicos, sacan su teléfono celular para tomar fotos y vídeos de lo ocurrido y, en sólo minutos, circulan los vídeos y fotos en las redes sociales, llámense BB Pin, WhatsApp, Twitter y Facebook que son los vehículos más utilizados para estas deplorables y atroces acciones.
            Triste ejemplo se vivió en Venezuela con el nefasto accidente que pondría fin a la vida del comediante y actor Juan Carlos Adrianza. Fotos y vídeos circularon en las redes sociales incluso antes de la declaración oficial de su deceso por parte de las autoridades competentes, hecho ante el cual, familiares, amigos y compañeros de trabajo hacían un llamado a través de los medios de comunicación, a que se pusiera freno a la proliferación de las brutales imágenes que circulaban en las redes sociales ya que causaron gran impacto y aumentaron el sufrimiento y el dolor de aquellos para los que el recién fallecido significaba algo más que una imagen pública y humorística.
            Cuando veo la publicación de un vídeo o foto que promete gente herida, niños quemados, personas con enfermedades terminales, pocos comunes o escandalosas, que además vienen acompañadas de trampas caza bobos como “dale like (me gusta) o comparte y ayudarás a que la Corporación Gutierrez & CIA done un dólar a bla bla bla …” simplemente ignoro tales publicaciones, de preferencia las oculto del Facebook para no verlas y si el usuario insiste en publicar sólo temas de ésta índole, configuro que se oculten las publicaciones de ese usuario a mi vista o simplemente lo bloqueo. Propagar estas imágenes o vídeos compartiéndolas o dándole like no donaran ni medio vaso de agua al que aparece en la foto o vídeo, solo contribuirá a difundir una imagen o vídeo viral que alimentará el morbo de muchos que lo verán para burlarse o crear sádicas situaciones reales o imaginarias similares con aquellos que tienen en derredor.
            Lo que hoy es para muchos grandes risas, carcajadas y burlas, no es más que una siembra de semillas de insensibilidad en corazones y consciencias que estamos dejando que se realice en nuestra sociedad, y que promete grandes, envenenados y venenosos frutos para un futuro próximo donde será más importante grabar el vídeo de un infortunado que muere en la desgracia, antes que ir a rescatarlo. Si hoy permitimos esa siembra dejando que nuestros hijos aumenten el rating de esos vulgares programas de TV o que se deleiten en youtube buscando “vídeos divertidos” estaremos contribuyendo, regando y abonando un terreno, cual cosecha será dolorosa trayendo más sufrimiento a la sociedad del que actualmente ya padece. Vigila y supervisa lo que tus hijos ven en la televisión y en Internet, verifica con regularidad el contenido multimedia de su teléfono, no participes en la propagación de estas imágenes y vídeos llenos de morbo y violencia, no tienes excusa, siémbrales sensibilidad y amor al prójimo para poder ofrecerles un futuro mejor, porque el cambio comienza por ti.

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